miércoles, 10 de septiembre de 2014

Moon knight: más claro que la luna


A lo largo de la historia, los dioses han tenido una tradición de jugarle malas pasadas a todos aquellos hombrecitos que reciben sus favores. Lo aprendimos desde que el Zeus olímpico tomaba cuerpos y formas de los hombres para satisfacer sus deseos; lo escuchamos, como un rumor, acerca de todos los avatares de Krishna; lo entendimos desde la tragedia primigenia de la primera pareja japonesa. Y Warren Ellis lo explota ahora en su Moon Knight, serie de nuevo lanzamiento en la línea del All New Marvel Now.

Después de su muerte hace algún tiempo, no habíamos tenido noticias de este personaje menor del universo Marvel. Sin embargo la gran noticia no es la resurrección de Marc Spector, sino la calidad de esa resurrección. En una compañía que se ha destacado en los últimos años por matar y resucitar a sus personajes más rápidamente que las reencarnaciones de Buda, el punto no es cuándo volverá a aparecer un encapuchado sino cómo lo hará. En esta ocasión, permítanme decirlo: por primera vez me dejaron boquiabierto.

Para aquellos que no son expertos en la historia previa de Moon Knight, lo único que deben saber es que tenía un oscuro pasado que le dejó infinita riquezas –intactas desde su muerte y hasta su resurrección, algo que sólo pasa en la tierra 616- y que Khonshu, el dios de la luna lo resucitó para ser algo así como un espíritu de la venganza. A lo largo de los primeros números de esta nueva serie, Ellis nos retrata un Spector reservadísimo y sumamente especulativo. Es como si Sherlock Holmes se hubiese encontrado con Spectre encarnados en el cuerpo de un ninja.

Los lápices y las tintas están a cargo de Declan Shalvey, y se agradece que la casa editorial le haya permitido jugar con la apariencia del universo Marvel para volverla algo más adulta; es decir, menos brillante y definida, tal como se presenta en otros títulos del All New Marvel Now. La visión oscurecida de Shalvey complementa de manera perfecta y razonada el guión de Ellis; y todo viene a ser un gran producto integrado bajo los colores de Jordie Bellaire.

Moon Knight # 1. Página interior. Artista: Declan Shalvey. Colores: Jordie Bellaire. Historia: Warren Ellis. 

Quizás lo que desentona un poco en las primeras páginas es la tipografía elegida por Chris Eliopoulos. Aunque en general yo me he encontrado con que su trabajo es uno de los más atinados de la industria, el tipo de letra podría haber sido más acorde al espíritu del trabajo que nos presenta el resto de los artistas en este cómic. Sin embargo, pronto pasa el shock inicial y las páginas se dejan leer como agua que corre. Y es que, hay que decirlo: pocas publicaciones de Marvel hoy en día están destinadas a un público no adolescente. Pero ésta es una de esas pocas que vale la pena. O que valdrá la pena mientras mantengan este equipo de trabajo. Si llegan a cambiarlo, ya veremos.

Una última nota acerca de este nuevo Moon Knight: uno de los atractivos más valiosos que tiene el título es que, al menos los primeros 6 números, son historias autocontenidas; es decir, se desarrollan en veintidós páginas y nada más. Desde mi perspectiva, esta forma de hacer cómic se ha ido perdiendo pero resulta más valiosa en el sentido de que la secuencia y la evolución de los personajes son más fáciles de seguir. Aunque, claro, también representan un reto en cuestiones de escritura y edición.

En resumidas cuentas, se agradece la madurez con la que Marvel ha retomado este personaje de su imaginario. Esperemos que continúe así por mucho tiempo más.

Hasta la próxima luna, old sports!

-The Great Gatsby


jueves, 21 de agosto de 2014

Cyclops: ¿Hamlet con súper poderes?



Todo lo viejo tiene que acabar, para dejar paso a lo nuevo. Pero ¿cómo revitalizas una franquicia que sigue siendo exitosa sin alejar a sus lectores cotidianos y atrayendo a nuevos fanáticos? Una de las respuestas más cambiantes es la nueva ola de cómics All New Marvel Now!, que intenta abrir mercados que la Casa de las Ideas en realidad no había reconocido anteriormente. En esta apertura de sus panoramas comerciales nos llegan nuevas aproximaciones a personajes clásicos y títulos en solitario de héroes que anteriormente sólo habían aparecido como parte de un equipo o una organización. 

Uno de estos títulos es Cyclops, en donde encontramos a un Scott Summers adolescente, entusiasmado por haber recuperado al padre (y la vida) que había perdido ocho años atrás. Claro que no nos encontramos con el hombre que es, sino con el muchacho que fue; el miembro de la primera generación de jóvenes especiales a los que el profesor Xavier dio asilo en la mansión X. Ese reducto del pasado que fue transportado al presente por un moribundo Beast en un último esfuerzo de hacer entrar en razón al Scott que cometió crímenes contra la humanidad en la serie AVX. 

Una vez hechas las introducciones podemos concentrarnos en el trabajo del equipo a cargo del título. El escritor Greg Rucka ya nos había sorprendido anteriormente con su excelente trabajo en el cómic independiente Lazarus. En esta ocasión, nos entrega el diario personal de Scott, en donde se narra un reencuentro. Al principio de esta nueva saga todo aparenta ser felicidad, pero en las primeras páginas del número dos el escritor lanza un chispazo de la tragedia por venir en la forma de un recuerdo sobre Hamlet, sí, la obra de Shakespeare. Pongan mucha atención a cómo se desarrolla esta historia padre-hijo porque si algo he aprendido de leer a Rucka es que con él nada es gratuito.

Por otro lado, el trazo de Russell Dauterman y los colores de Chris Sotomayor son quienes acaban de apuntar este título hacia un público adolescente con un manejo del lápiz y el color que más bien podría considerarse naive. Es de reconocer el esfuerzo que el equipo está haciendo por resucitar a los Starjammers, el equipo súper heróico espacial favorito de los marvelitas desde 1977, antes del ascenso y caída de los Guardians of the galaxy. Mención aparte merecen las portadas de Alexander Lozano, quien nos demuestra un excelente manejo de sus herramientas digitales.

Cyclops #1. Arte previo; pp. 2-3. Lápices: Russell Dauterman. Colores: Chris Sotomayor. 

Ahora, si me lo permiten, ya he dicho que la Casa de las Ideas ha mostrado una apertura para buscar nuevos mercados. Y ya establecimos que el público meta de este título son los adolescentes. Lo que no he dicho es que básicamente se trata de una historia para chicas. Y al decir esto no pretendo sonar sexista, sino que por la configuración misma de la trama y las herramientas narrativas y visuales que utilizan Rucka, Dauterman y Sotomayor, hemos concluido que el título está diseñado para provocar un mayor interés por parte del público femenino.

Hasta el próximo reencuentro, old sports!

-The Great Gatsby

viernes, 11 de julio de 2014

Legendary Star-Lord: el arte no se acaba… la leyenda apenas comienza


A lo largo del siglo XX, y en lo que va del XXI, el cómic se ha consagrado como un producto artístico por derecho propio. Como cualquier otro tipo de expresión, éste pasa por un proceso creativo y conocer las entrañas de dicho decurso no siempre es posible. De modo que cuando una serie de eventos afortunados me llevó el sábado pasado (5 de julio de 2014) al DF, donde tuve la excepcional oportunidad de conocer un cómic desde sus cimientos, me sentí afortunado: nuestros amigos de Decomixado organizaron, con la colaboración estelar de Paco Medina, una exposición del arte original que comprende las 22 páginas de Legendary Star-Lord #1. Quienes entienden un poco de arte, saben que esta revelación del proceso no tiene precio; para todo lo demás… ya saben lo que dicen.

Con historia de Sam Humphries, el primer número casi tuvo el tono de un one-shot previo a la película; pero el giro en la página final vale cada centavo que uno paga por suscribirse a la serie. Claro que el tema de este primer número tiene aires de “cuento de Navidad”, pero aceptémoslo: de vez en cuando también a nosotros, rudos lectores de cómics de rudos superhéroes que pelean osadamente contra rudos villanos en rudos ambientes interestelares, nos gusta que los cómics restauren nuestra fe en la humanidad (con hashtag y todo). Así que, si no se han suscrito o no han conseguido su número uno, háganlo porque se acaban. La historia promete darle nueva vida a un personaje que en el pasado en realidad luchó por el título que se merece.

Por otro lado, volviendo a los lápices de Medina: el ejercicio de comparación entre una de las primeras etapas del proceso y el producto final, me permitió observar en detalle el peso de su trazo excelente, la influyente mano de Juan Vlasco en las tintas, y los aciertos de David Curiel en el color. La sinergia lograda por los tres artistas interpretando el libreto de Humphries da gusto: para empezar porque se trata de un equipo mexicano, y además porque en el más puro estilo marvelita, es palpable el flujo de la historia a través de la dinámica del arte.  Claro que, como toda obra, tiene sus detalles; pero mi responsabilidad para con ustedes, lectores, es simplemente interesarlos en descubrir por sí mismos las bondades y los puntos de oportunidad que tiene el cómic así que solamente diré que entre éstos últimos, se encuentra una extraña sonrisa de color y ciertas proporciones narrativas y visuales que, tomadas dentro del conjunto, resultan más que nada interesantes.

Legendary Star-Lord #1 pp. 2-3. Historia: Sam Humphries. Lápices: Paco Medina

Cierro con una reflexión más bien de tipo económico; pues es necesario hacer notar que con la creciente expectación por el próximo estreno de Guardians of the galaxy, la película, Marvel Comics está aprovechando de manera muy interesante el nicho que abrió en el mercado. El lanzamiento reciente de Rocket Racoon y ahora de Legendary Star-Lord como series regulares de la editorial, promete dejar una excelente derrama económica a la Casa de las Ideas, pero sobre todo un buen sabor de boca en las filas de fanáticos de estos personajes que nunca antes habían sido apreciados en su justa medida. Por mi parte, es todo lo que diré por ahora.

Hasta el siguiente lanzamiento estelar, old sports!

-The Great Gatsby

martes, 8 de julio de 2014

Original Sin: los secretos revelados


Todos guardamos secretos. Algunos más oscuros que otros; pero ninguno de nosotros, simples mortales, ha quedado exento de misterios. Simplemente así es como está configurado el mundo. Y nunca falta quien tenga la férrea determinación de sacar algún secreto a la luz. Dicho esto, estoy seguro que a cada uno de ustedes, old sports, les revolotea en el pensamiento esta misma pregunta: ¿qué pasaría si hubiera una forma de conocer todos los secretos? ¿Acaso no significaría eso el fin del universo conocido? En la más noble y prolífica tradición de eventos que desafían el delicado tejido del mundo, el escritor Jason Aaron y el brasileño Mike Deodato, nos ofrecen una saga que pone a prueba nuestra capacidad de anticipación y explora los motivos detrás de todos los misterios.

La premisa de Original Sin es detectivesca: el personaje principal es asesinado y la historia se desarrolla en torno al descubrimiento de la personalidad del asesino. Y como en toda novela de detectives producida por Marvel durante los últimos 40 años, el investigador principal no podría ser otro que el mismísimo Nick Fury. Más allá de los recovecos imprevisibles y de los retorcidos giros en la historia –existentes y sostenibles tan solo por el simple hecho de que Fury aparece en alguna de las páginas-, Original Sin fue concebida para dar vida (otra vez) al peor de los horrores norteamericanos: la posibilidad de que el conocimiento correcto, que funciona a manera de arma perfecta, caiga en manos equivocadas.

Acerca del arte de la serie: se agradece que los cinco números que van corriendo hayan sido trazados única y exclusivamente por el brasileño Deodato Taumaturgo Borges Filho mejor conocido por su pseudónimo norteamericano: Mike Deodato. Con un estilo que, hace algunos años, emulaba a Jim Lee, Deodato ha ido destacando últimamente por su trazo foto-realista y su manera muy especial de traer a la luz las sombras que nos rodean nos lleva al conocimiento pleno de que en esta saga estamos rodeados de misterios que serán revelados a cuentagotas. Se agradece también que el color de Frank Martin no haya hecho desmerecer ninguno de los paneles de las más de 100 páginas que ya han sido publicadas. Al contrario: su ‘ojo’ para los momentos dramáticos de la historia le han impreso a la narrativa la tensión necesaria durante los cuatro primeros números, que se sienten verdaderamente como la primera mitad de una historia llena de recovecos.

Original Sin #2. Páginas 2-3. Historia: Jason Aaron. Artista: Mike Deodato. Color: Frank Martin. 

Otro punto que hay que aplaudirle a los editores es que, contrario a lo que sucedió con series pasadas, al menos durante los primeros 5 libros que han aparecido del Original Sin, la serie se deja leer sin necesidad de voltear ni siquiera de reojo a hojear los tie-ins (que, por cierto, no son pocos). Ya hacía falta una serie así, pues en su afán comercial, la casa de las ideas se había olvidado de la necesidad de atar bien los cabos en un título señero, aunque ciertas líneas argumentales se pudieran explorar más a fondo en títulos de apoyo. De modo que, según mi modo de entender el arte de contar historias, esta forma podría resultar más provechosa que la anteriormente elegida por Marvel. Aunque debo ser cauteloso, pues todavía faltan tres números más, en donde, tal como sucedió con Age of Ultron, todo puede salir verdaderamente mal.

No me extiendo más con los detalles de la muerte del único personaje que hasta ahora podría tener un verdadero estatus de Dios en el universo Marvel. Eso les toca a ustedes descubrirlo. Pero tengan cuidado, no sea que su ojo vaya a revelarle a todos el pecado original que cada uno de ustedes ha estado ocultando en lo profundo de su corazón.

Hasta las próximas reveladoras líneas, old sports!

-The Great Gatsby




jueves, 26 de junio de 2014

Futures end: un futuro no tan brillante


Se dice que los cómics revelan las preocupaciones populares de nuestro tiempo. En los cuarentas los enemigos eran alemanes; en los sesentas y setentas, rusos; en los ochentas las amenazas nucleares; en nuestros días somos nosotros mismos y nuestra arrogancia tecnológica. El equipo de artistas a cargo de The New 52: Futures End pretenden mostrarnos una vez más los peligros apocalípticos que podemos desatar debido al exceso de confianza en nuestro desarrollo tecnológico, guiado por añejas ideologías en las que todavía podemos atisbar rasgos de los totalitarismos del siglo XX.

Los escritores Brian Azzarello, Jeff Lemire, Dan Jurgens y Keith Giffen nos ofrecen una intrincada trama que gira alrededor de cuatro personajes menores del universo DC. Quizás éste sea el atractivo principal en esta gigantesca serie de once meses de duración; especialmente porque uno de los protagonistas es un héroe nacido en WildStorm. También llama la atención la nueva manera en la que DC concibe sus ya tradicionales eventos anuales: con tantos títulos en circulación –muchos de los cuales aún no sabemos cómo es que se siguen publicando- la compañía norteamericana ha optado por crear series semanales cada vez más largas que en uno o dos momentos tocan tangencialmente la totalidad de sus publicaciones.

Uno de los momentos más reveladores de esta serie hasta ahora ocurre en las páginas 2 y 3 del número cinco, en donde Mr. Terrific hace un anuncio espectacular que, sólo podemos suponer, desembocará en la catástrofe apocalíptica auspiciada por la tecnología que se ha venido anunciando con cada vez más fuerza desde la década de los ochentas. Me parece que, siendo un cómic de superhéroes, la postura más humanizante de Mr. Terrific como la contraparte individualista y “con propósito humanista” a las proliferantes ligas de la justicia y superequipos, marca el punto de tensión máxima en la primera parte de esta historia.

Futures End #5. Pág. 2. Historia: Brian Azzarello, Jeff Lemire, Dan Jurgens y Keith Giffen. Lápices: Jesús Merino. Tintas: Dan Green. Colores: Hi-Fi. 

El equipo de arte, conformado por Patrick Zircher, Jesús Merino y Dan Green, Ethan Van Sciver, Aaron Lopresti y Art Thibert, Dan Jurgens y Mark Irwin, han sido consistentes hasta ahora, en los primeros 6 números, en donde definitivamente se nota la coherencia creada por la mano de Keith Giffen como consultor artístico y por los colores de Hi-Fi. Esta coherencia visual se agradece sobre todo porque los primeros 5 números funcionan básicamente como la presentación de la historia, y de no ser por esta visión coherente y moderada de las decisiones editoriales, los lectores habríamos abandonado la serie tan pronto como el segundo número.

El principal problema en este evento masivo de DC es que no se sostiene sin el número cero, aparecido en el free comic book day. Si uno, habiendo obviado este título a principios de mayo, quiere ingresar a la historia simplemente le resulta incoherente, lenta y devastadoramente dispersa. Es la promesa contenida en ese número cero la que ha mantenido y mantendrá la atención fija en estos once meses. Hasta ahora, fuera de la muerte de un personaje en el primer número (muerte que, por otro lado, parece haber sido desperdiciada y cuyas resonancias parecen ser anodinas en este futuro propuesto), no ha habido mayor intensidad en la historia que, a pesar de tener un paso adecuado al número de páginas que la conformarán (alrededor de 1000), podría llegar a desesperar al lector.

Hasta el próximo desquebrajado y peligroso futuro, old sports!

-The Great Gatsby

jueves, 19 de junio de 2014

Black Science: una crítica al poder de la ciencia


La ciencia, creían los hombres modernos, salvará a la humanidad. Yo no sé cuántos científicos, académicos y exploradores entusiastas sigan teniendo la misma convicción que aquellos valerosos hombres del siglo XIX y el XX que se enfrascaron en una diatriba contra la religión organizada en primera instancia, y contra la divinidad en última. Lo que sí sé es que la historia ha probado que la ciencia no salvó a la humanidad. Al contrario, ha sido uno de los instrumentos de su perdición. O, al menos, así lo exponen Remender, Scalera y White en su Black Science.

Publicado por Image Comics, esa gran incubadora de ideas, el proyecto resulta atrayente desde su título, que presenta una clara intertextualidad con la frase black magic (magia negra), relacionada en el imaginario cultural de occidente con todo lo oculto y lo prohibido, con la parte pasional y animalesca del ser humano que pretende controlar su propio destino y el de los demás. Irónicamente, desde la ciencia, el protagonista de esta historia –un anarquista consagrado-, pretende hacer algo semejante.

Pero debo decirlo, la intertextualidad no acaba ahí: Olaf Stapledon, en su libro El hacedor de estrellas, nos presenta la idea seminal de este  último trabajo de Remender. Así que, como podrán ustedes comprender, habiendo ya disfrutado de aquella obra fundacional de la ciencia ficción, para mí ver desarrollado en una hermosa pieza de arte secuencial el argumento esbozado tan solo en unas cuantas líneas por Stapledon a comienzos del siglo XX, resultó ser toda una experiencia.

Ahora bien, ya que la serie constituye una crítica del sistema científico-académico mundial y de los poderes que lo controlan, el desarrollo visual debía marchar en consonancia con el tono de la obra. Si lo observamos detenidamente, el dibujo de Matteo Scalera tiene mucho de caricaturesco, en el mejor sentido de la palabra. Se trata de un dibujo que exagera ciertos rasgos fisonómicos de sus personajes para comunicar de una mejor manera el espíritu crítico de las ideas y los modelos de los que se desprende. Así, al mismo tiempo que divierte, presenta el argumento de Remender con toda la fuerza posible.

Black Science #1 Pp. 8-9. Historia: Rick Remender. Dibujo y tintas: Matteo Scalera. Color: Dean White. Rótulos: Rus Wooton

Por otro lado, el excelente trabajo de Dean White en el color resalta, con todo el dramatismo de las policromías imaginadas, las múltiples capas de significado que reviste esta aventura interdimensional. En los primeros seis números nos encontramos con al menos cuatro dimensiones, cada una de las cuales posee un delicado balance entre los colores que la conforman. Podemos resaltar en especial el uso de una saturación de la luz en los paneles que necesitaban ser especialmente intensos o que, dadas las claras influencias cinematográficas del dibujo de Scalera, requerían sobre ellos una especial atención de nuestras pupilas.

En suma, se agradece la especial atención a los detalles que el equipo de trabajo le ha puesto a esta nueva serie que, ya al final de su primer arco, suscita más preguntas que respuestas en un balance tan extraordinario que no se puede dejar pasar ni un número más para conseguirla, ya sea en el compilado que los recolecta o en los números sueltos que todavía suelen conseguirse, aunque no en demasía. Mi consejo: no desaprovechen esta oportunidad de echar un vistazo a esta nueva ciencia ficción que nos trae mucho del pasado hacia futuros improbables o impensables de nuestro presente.

Hasta las siguientes oscuridades, old sports!

-The Great Gatsby