A lo
largo del siglo XX, y en lo que va del XXI, el cómic se ha consagrado como un
producto artístico por derecho propio. Como cualquier otro tipo de expresión,
éste pasa por un proceso creativo y conocer las entrañas de dicho decurso no
siempre es posible. De modo que cuando una serie de eventos afortunados me
llevó el sábado pasado (5 de julio de 2014) al DF, donde tuve la excepcional
oportunidad de conocer un cómic desde sus cimientos, me sentí afortunado: nuestros
amigos de Decomixado organizaron, con la colaboración estelar de Paco Medina,
una exposición del arte original que comprende las 22 páginas de Legendary Star-Lord #1. Quienes
entienden un poco de arte, saben que esta revelación del proceso no tiene
precio; para todo lo demás… ya saben lo que dicen.
Con
historia de Sam Humphries, el primer número casi tuvo el tono de un one-shot previo a la película; pero el
giro en la página final vale cada centavo que uno paga por suscribirse a la
serie. Claro que el tema de este primer número tiene aires de “cuento de
Navidad”, pero aceptémoslo: de vez en cuando también a nosotros, rudos lectores
de cómics de rudos superhéroes que pelean osadamente contra rudos villanos en
rudos ambientes interestelares, nos gusta que los cómics restauren nuestra fe
en la humanidad (con hashtag y todo). Así que, si no se han suscrito o no han
conseguido su número uno, háganlo porque se acaban. La historia promete darle
nueva vida a un personaje que en el pasado en realidad luchó por el título que
se merece.
Por
otro lado, volviendo a los lápices de Medina: el ejercicio de comparación entre
una de las primeras etapas del proceso y el producto final, me permitió
observar en detalle el peso de su trazo excelente, la influyente mano de Juan
Vlasco en las tintas, y los aciertos de David Curiel en el color. La sinergia
lograda por los tres artistas interpretando el libreto de Humphries da gusto:
para empezar porque se trata de un equipo mexicano, y además porque en el más
puro estilo marvelita, es palpable el flujo de la historia a través de la
dinámica del arte. Claro que, como toda
obra, tiene sus detalles; pero mi responsabilidad para con ustedes, lectores,
es simplemente interesarlos en descubrir por sí mismos las bondades y los
puntos de oportunidad que tiene el cómic así que solamente diré que entre éstos
últimos, se encuentra una extraña sonrisa de color y ciertas proporciones
narrativas y visuales que, tomadas dentro del conjunto, resultan más que nada
interesantes.
Cierro
con una reflexión más bien de tipo económico; pues es necesario hacer notar que
con la creciente expectación por el próximo estreno de Guardians of the galaxy, la película, Marvel Comics está
aprovechando de manera muy interesante el nicho que abrió en el mercado. El
lanzamiento reciente de Rocket Racoon y
ahora de Legendary Star-Lord como
series regulares de la editorial, promete dejar una excelente derrama económica
a la Casa de las Ideas, pero sobre todo un buen sabor de boca en las filas de
fanáticos de estos personajes que nunca antes habían sido apreciados en su
justa medida. Por mi parte, es todo lo que diré por ahora.
Hasta
el siguiente lanzamiento estelar, old
sports!
-The
Great Gatsby
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