viernes, 27 de diciembre de 2013

The Wake: despertar a los horrores submarinos



Detalle de Portada de The Wake # 1. Artistas: Sean Murphy y Jordie Bellaire

Hubo, en la década de 1960, una revolucionaria serie de ciencia ficción cuyo lema, traducido al español, era: “Espacio, la última frontera”. Casi cincuenta años después Scott Snyder, Sean Murphy y el equipo editorial de Vertigo Comics le dan una vuelta de tuerca a la frase y con The Wake nos proponen, junto con los oceanógrafos del mundo, que más bien sean las profundidades del océano la última frontera. Claro que así la frase no es tan pegajosa, pero créanme cuando les digo que esta saga en diez entregas tiene el potencial de ser tan influyente como el resto de los grandes éxitos de Vertigo (entre los que se encuentran nada más y nada menos que V for Vendetta y el mismísimo Sandman).

En la primera parte de la historia, que comprende las primeras cinco entregas, Snyder nos presenta la saga en todo su esplendor presente, pasado y futuro, literalmente. A través de un manejo perfecto de los movimientos de la trama, las prolepsis y analepsis (literalmente: los vistazos al futuro y los recuerdos del pasado) en la historia, Snyder nos presenta una saga cósmica llena de suspenso, misterio, horror y misticismo. Comparado con el trabajo más comercial (aunque nunca de menor calidad) que está haciendo en Zero Year, el Snyder que encontramos en The Wake se nos presenta tan juguetón como puede serlo un buen escritor cuando se encuentra a sus anchas, moldeando destinos, historias y lugares.

Por su parte, Murphy, con su línea ágil y delgada, nos hace entrar de lleno en el modo épico de esta historia desde la primera página que contiene un hermoso despliegue de técnica tanto en la precisión de su dibujo como en la organización de la narrativa visual. El diseño de los personajes por parte del artista es impecable. Desde los circunstanciales personajes colectivos hasta los protagonistas y el gran terror de las profundidades, cada uno cuenta con características físicas únicas y rasgos que ayudan a establecer la atmósfera adecuada para la narrativa de Snyder. Y corríjanme si me equivoco, pero tan sólo de ver el trazo de Murphy y su manejo de las luces y sombras(especialmente en la edición Director’s Cut del primer número) a mí me suena como a que una de sus grandes influencias es Frank Miller. Por cierto, si ustedes son fanáticos de las connecting covers, las de los primeros cinco números forman un poster impresionante que resuena con los ecos épicos de esta saga de las profundidades.

En cuanto al trabajo con el color por parte de Matt Hollingsworth, yo no puedo decir más que un enorme: ¡Gracias! Se trata de un trabajo impecable inspirado –según lo ha dicho el propio artista- en las xilografías japonesas de Hiroshi Yoshida. Y nótese que digo ‘inspirado’ y no ‘basado’ puesto que no se trata de una simple copia de las paletas del japonés, sino una investigación original acerca de los colores de las profundidades, tanto del mar como del pasado y del futuro. Ahora bien, otro mérito que encuentro en el color de Hollingsworth, y quizás una de las razones por las que The Wake me ha emocionado tanto es que, por el tipo de paleta que utilizó, aunque bien sabemos que se trata de color digital, me hizo recordar los colores de los cómics del Vertigo de los ochentas.

"Puerta del templo Chion-in" Artista: Hiroshi Yoshida
 
Por último, quisiera llamar la atención con cierto detalle sobre el trabajo de Jared K. Fletcher en las letras. Para aquellos de mis lectores que todavía no entienden por qué siempre estoy insistiendo en el trabajo de estos artistas olvidados, es porque sin un buen letrista hasta el mejor V podría quedar estropeado. Claro que hay que afinar el ojo para ver los detalles propios del arte, pero si ponen suficiente atención, encontrarán que The Wake tiene ciertas características especiales: para empezar, la letra es lo suficientemente clara como para no sentir que está amontonada, y lo suficientemente discreta para no llamar demasiado la atención; pero además de esto, los globos de diálogo no están trazados con líneas de grosor uniforme, un trabajo que tuvo que ser hecho prácticamente a mano por Fletcher; en este sentido, tenemos también dos tipos de globos distintos: los de los personajes y los de los otros personajes.

¿Quiénes son estos ‘otros personajes’? No podría decirlo sin arruinarles la lectura. Pero les prometo que en cuanto se encuentren con ellos en el libro, no podrán parar de leerlo y de anhelar que llegue ya a nuestras manos la segunda parte de esta épica de ultramar que nos tendrá a todos al borde del asiento.

Así que, hasta las olas, old sports!

-The Great Gatsby

martes, 24 de diciembre de 2013

Batman “Black & White”: claroscuro en un mundo technicolor



Detalle de portada de Batman Black and White # 1. Artiasta: Marc Silvestri

Cuando, en 1935 llegó la Kodachrome, primera película fotográfica en color, el mundo pensó que la monocromía iría en picada; en cambio, el adelanto tecnológico hizo que el recurso del blanco y negro se resignificara y popularizara no sólo entre los artistas sino entre el gran público. De tal manera que hoy, la monocromía y la escala de grises es utilizada en todos los ámbitos artísticos y publicitarios como símbolo de sofisticación, buen gusto e intelectualidad. Y aunque en el mundo del cómic de mediados de los noventas ésta no era una técnica preferida, en los últimos años hemos tenido grandes series que han corrido, algunas hasta por una década, con esta técnica, que para los colegas y críticos del primer Batman Black and White, resultaba bien arriesgada.

Han pasado casi veinte años desde la aparición del primer volumen de Black & White, y siguiendo con la tradición impuesta desde la primera serie, en este cuarto volumen el editor Mark Chiarello sigue apelando a esa intelectualidad que el cómic de las grandes empresas explora poco abiertamente y quizás tan solo de manera superficial. Abundan, en los cuatro libros que tenemos hasta ahora de este cuarto volumen, historias flagrantemente comprometidas a reflejar, criticar e incluso apostillar problemas sociales no sólo de la cultura norteamericana, sino de la comunidad global en la que nos desenvolvemos.

Aún otra razón por la cuál estas antologías, y en especial el volumen que se encuentra en desarrollo, resultan importantes es que en cada libro se recopilan historias de los artistas más importantes, más influyentes o incluso más nuevos y frescos del mundo actual del cómic. Es decir, Batman Black and White pretende ser una especie de semillero de artistas y escritores donde nosotros los lectores podemos observar el germen de sus obras; ya que cada equipo cuenta con sólo 8 páginas para relatar una historia tan magistralmente como sea posible. El arte de contar en breve las profundidades de las historias humanas se nos presenta con una curaduría magistral, y cada libro se hace más interesante que el anterior.

Mencionar a cada uno de los artistas involucrados en el proyecto sería insostenible dadas las condiciones de nuestra escritura; pero lo que sí puedo decirles es que, gracias a las semblanzas de cada artista que acompañan a las historias, tanto los lectores consagrados de Batman como los principiantes podrán apreciar mejor la intención, el estilo y la riqueza de cada trazo. De tal manera que Black and White se presenta como una exposición colectiva en una galería móvil, cuyas páginas esperan ser captadas en todo su esplendor por lectores ávidos de alto contraste y nuevas aproximaciones a los personajes que desde siempre nos han fascinado e intrigado.  Y aunque el ojo esté acostumbrado a la riqueza technicolor, estoy seguro que aquellos de ustedes que quieran limpiar un poco los ojos encontrarán más que agradable la lectura de este último volumen en blanco y negro.

Hasta los colores, old sports!

-The Great Gatsby

jueves, 12 de diciembre de 2013

Saga: Romeo y Julieta interestelares


Detalle de Portada de Saga 1. Artista: Fiona Staples

En cada guerra surgen historias que batallan flagrantemente contra los destinos sangrientos de sus protagonistas. Quizás la más famosa de todas ellas sea la de los amantes de Verona: atados los destinos a las querellas familiares, los hijos de la esperanza ven fracasar sus intentos por fraternizar en un mundo que se opone a sus deseos. En medio de una guerra de proporciones épicas, en la que se encuentra sumergida la galaxia entera, encontramos a los protagonistas de Saga como contemporáneos (o futuros) amantes luchando por llegar a ver un día más.

No piense, sin embargo, el lector, que la historia de este cómic se reduce a un divertimento romántico por parte de su autor, Brian K. Vaughan (conocido primordialmente por Y: the last man cuya versión fílmica esperamos ansiosamente). La trama podrá parecer básica, pero se encuentra exquisitamente enriquecida con historias secundarias de amor, sexo, muerte y redención, que proveen a los libros de Saga una profundidad especialmente divertida (y es que la ironía y el sarcasmo abundan en su composición). Es decir, no se trata de una simple tragedia romántica, ni de otra aventura interestelar más. Ésta es una de esas historias épicas que se quedan por tiempo y tiempos resonando en la memoria.

Aparece en primer plano un conflicto interestelar en donde no solamente existe una historia de pasión sexual entre los protagonistas de la historia, sino de verdadero amor, enmarcada en una lucha feroz por la supervivencia de la esperanza en un universo que no parece tolerar la felicidad de sus habitantes. Las implicaciones políticas e ideológicas se dejan notar claramente y el autor se hace cargo de materializarlas en la figura de un sabio ermitaño escritor interestelar que se hace pasar por un borracho-patán-capitalista-genial-producto-de-la-mercadotecnia. Y es el circundar constante de la muerte en todas sus formas lo que da vigor a la trama y vitalidad a cada uno de los destinos personales de los personajes encarnados en una multiforme corporeidad ajena a las convenciones a las que estamos acostumbrados.

La narrativa gráfica a cargo de Fiona Staples es impecable. Los trazos simples y sin sombras abundantes vienen a reafirmar la claridad con la que se ha imaginado este universo que agoniza, y sin embargo no hacen desmerecer la idea de oscuridad sobre la que está fundada esta historia de amor y muerte. En Saga nos enfrentamos a situaciones y a cuerpos (para nosotros contrahechos) que, tomando los referentes de los que disponemos, pretenden expandir nuestra sensibilidad no sólo hacia otras formas del ser sino hacia la caracterización misma que nuestra cultura ha hecho de la sensualidad corporal a través de las tecnologías que hemos creado, y que en el universo de Saga se nos muestran como orgánicas, pertenecientes a una biología electrónica/mágica que en un principio parece demasiado extraña, y a la que, sin embargo, el lector no tarda en acostumbrarse.

Leído ya el número 15, y con dos recopilaciones en circulación, nos preguntamos todavía: ¿Romeo bicorne cumplirá su destino de morir bajo la fuerza del engaño de los poderes? ¿Julieta alada sucumbirá a la desesperación de la tortura final? ¿Qué será de su descendencia? Y aunque es muy temprano para saberlo, les prometo que, una vez que comiencen la lectura de esta saga, muy difícilmente podrían deshacerse de sus ideas. Después de todo, según nuestros artistas, el universo entero nació de una de ellas.

Hasta la próxima idea, old sports!

-The Great Gatsby

P.D. Por cierto, si alguno de ustedes tiene la fortuna de tener una primera impresión del primer cómic de esta historia épica, harán bien en guardarlo como si fuera la última joya del planeta porque ésta promete ser tan beligerantemente exitosa como pocos cómics independientes han llegado a serlo. 

jueves, 5 de diciembre de 2013

Infinity: (otra) guerra de los mundos


Detalle de la portada de Infinity 1. Artista: Adam Kubert. Color: Laura Martin. Fuente: www.marvel.com


A dos meses del fiasco de Age of Ultron (serie que me hizo considerar seriamente mi postura acerca de las historias producidas por La casa de las ideas), nos comenzó a llegar Infinity, el nuevo “fin del universo Marvel como lo conocemos”. Para ser sinceros, yo no lo recibí con muchas esperanzas. Pues ya se ha hecho tradición que en Marvel Comics ni los muertos se quedan muertos, ni el continuum espacio tiempo acaba de romperse, y el fin del mundo es pan de cada día. Pero lo cierto es que cuando por fin comencé a leerla, Infinity me sorprendió. Con ella he comprobado dos cosas: la maestría de Hickman para escribir historias épicas, y la capacidad de Marvel para tomar decisiones maravillosas sobre su línea editorial.

Como les decía, lo más interesante de esta saga es que está escrita casi en su totalidad por Hickman. Eso le da una cohesión especial que no han tenido las series de Marvel en el pasado reciente; pues en el afán de abarcar la mayor parte de los títulos, y de cumplir con los tiempos, series como Fear Itself o la misma Civil War se han sometido a plumas que muchas veces no acaban de convencer en la manera de abordar los tie-ins propuestos. Se agradece también que Infinity sea una especie de evolución natural de la serie de Avengers que está a cargo de Hickman, y que los tie-ins realmente vitales para la historia se reduzcan a dos títulos. Eso hace más interesante el desarrollo de la misma pues el lector no se pierde (ni se frustra) intentando seguir una miriada de cómics a los que no estaba suscrito.

Fuera de estas consideraciones generales, Hickman es un perfecto imaginante de escenarios apocalípticos. Ya nos lo venía demostrando desde principios de años con su East of West (cuya reseña ya publiqué en este blog, y cuya historia sigue siendo de mis favoritas). Así que por ese lado no hay nada que temer… o más bien, hay todo que temer, porque el hombre puede hacer hasta de las piedras y los panes los peores enemigos de la humanidad. Por otro lado, el arte de la saga merece un párrafo aparte.

Comencemos con las portadas. En resumen: ¡todas son absolutamente hermosas! (Y aquí podría acabar mi reseña, pero ¿qué caso tendría entonces llamarme reviewer si no les pico la curiosidad lo suficiente como para que corran a comprar, a rogarle a su tienda de cómics favorita que vuelva a surtirse de este super-evento de Marvel?) Desde el preludio, en Avengers 14-17, Leinil Francis Yu y Sunny Gho, nos muestran escenas impactantes de lo que es y lo que ha de venir. Entre éstas no puedo escoger una favorita. Pero ya entrados en materia, debo hacerles notar que esta serie tiene algo más que historia para hacerse notar: tiene vida gráfica (y esto es irónico porque nos enfrentamos precisamente a la muerte durante toda la historia). Las primeras cinco portadas que he podido ver hasta ahora, por Adam Kubert y Laura Martin están no sólo a la altura de la mejor serie que Marvel ha producido en años, sino, por el lado de Kubert, de la alcurnia de su apellido en el mundo del arte gráfico.

Sobre Infinity hay tanto que decir que, me temo, me quedaré corto. Pero antes de terminar esta reseña que ya se va volviendo muy larga, quisiera hacerles notar dos cosas. ¿Recuerdan cómo siempre estoy duro y dale con el trabajo de los entintadores y coloristas? Bueno, para aquellos que son conocedores, y sobre todo para aquellos que no lo son tanto, ésta saga (los seis números junto con los tie-ins de Avengers y New Avengers) me dará la oportunidad de probar mi punto. Para quienes hayan podido ver todas las portadas, habrán notado que hay una unidad de color de acuerdo al número de Infinity con el que están relacionados los títulos de apoyo. Es decir: la portada de Infinity 1 es una exploración de la monocromía en azul, abarcando los extremos negro y blanco, la portada del número 2 explora la monocromía roja, abarcando también todo el espectro de luz, y así sucesivamente. En consecuencia, las portadas de los números de Avengers y New Avengers relacionadas con cada número de Infinity tienen el mismo trabajo de color. Y esto se lo debemos a Laura Martin, quien puso el color en las portadas de toda la saga, dándole una coherencia especial a los estilos de Kubert, Leinil y Deodato. ¿Cuál es mi punto? Tan sólo desde las portadas ustedes podrán ver lo importante que es un colorista: enfrentados a estilos de dibujo totalmente diferentes, el color hace que nuestro ojo establezca relaciones más fácilmente de lo que normalmente lo haríamos sin él.

Por último, una breve reflexión sobre el trabajo de los entintadores, a quienes en este blog también siempre estamos elogiando. Si ustedes se preguntan cuál es su verdadero valor, les invito tan sólo a que vean con detenimiento el número 1 de esta saga. En este cómic de 64 páginas trabajaron como entintadores Mark Morales, John Livesay, David Meikis y Jim Cheung; todos sobre los lápices de Jim Cheung y con colores de Justin Ponsor. Así que, las otras variables controladas, si logran notar el cambio en los trazos durante este primer número, tengan por seguro que no se debieron al dibujante ni al colorista, sino al entintador en turno. Otros reseñistas han marcado esto como una falla del libro. Para mí ha sido una oportunidad de llevarlos a ustedes a ser un poco más observadores. Espero, queridos lectores, que este ejercicio lo encuentren tan provechoso como a mí mismo me resultó.

Hasta el próximo fin del universo, old sports!

-The Great Gatsby